martes, 29 de mayo de 2012

Ignacio Ramonet: "Si no salimos de la red de los mercados, vamos a una Europa de extrema derecha"


PARÍS.- El optimismo se ha colado en la voz de Ignacio Ramonet y viaja hasta este lado del teléfono. El director de Le Monde Diplomatique en español, el mismo que hace 14 años advirtió de que la globalización financiera estaba creando su propio Estado y engendrando sociedades sin poder, suena a esperanza. Precisamente ahora, cuando se han ido cumpliendo uno tras otro los malos augurios de aquel editorial suyo, Desarmar los mercados financieros, semilla del movimiento ATTAC. La política de austeridad y de precarización del empleo capitaneada por Ángela Merkel ha llevado a una desesperación social que alimenta las tendencias más radicales. O Europa reacciona ahora o será tarde. Ramonet cree que reaccionará.

“Reorientar Europa hacia el empleo, el futuro y el crecimiento”. Las palabras de Hollande, recién elegido presidente de Francia, hablan de un cambio de rumbo que parecía imposible. ¿Hay vida más allá de los mercados?
La proposición de Hollande llega en un buen momento. Si hubiera dicho hace un año que no apoyaba el pacto fiscal (promovido por Merkel), no habría funcionado. Hollande no habla del crecimiento que defiende Draghi (presidente del BCE), basado en la precarización del empleo para ganar competitividad y las curas de austeridad. Hollande defiende crecer con estímulo por parte de la Unión Europea. Es el momento porque hay países sometidos a reformas extremadamente fuertes cuyos gobiernos están viendo los límites de esas políticas. Los propios mercados ven que solo con austeridad no sirve. Por eso ha habido tanto apoyo, activo o pasivo, a Hollande. Prueba clara ha sido el Gobierno español, que deseaba la victoria del socialista porque le dará oxígeno para pagar la deuda en más años, sin asfixiar la economía.

¿Cómo se financia el crecimiento?
Los Estados están endeudados y no pueden endeudarse más. Pero la UE como tal, no. Puede endeudarse y prestar a los Estados o financiar obras que creen empleo.

La banca está quebrada. Se le inyecta dinero al 1% desde el BCE y con él compra deuda de países con la rentabilidad disparada. Se cura con impuestos. ¿Es sostenible?
La diferencia entre el 1% que paga la banca por el dinero y el 6% que recibe por la deuda de España, por ejemplo, lleva a una situación en la que no se podrá pagar esa deuda, que se convertirá en la principal partida del presupuesto. Yo creo que cada vez hay más consenso para que el BCE preste directamente a los Estados. Los Estatutos del banco central no lo permiten y en eso se apoyan los alemanes pero nos encontramos en una situación de excepción y hay que imponer una decisión política. Los Estatutos son pura burocracia.

¿Por qué van a ceder si se han negado hasta ahora?
Porque ya hay sociedades que se están sublevando. En Grecia se ha disparado el voto extremo. En Francia tenemos un 20% del electorado votando a una extrema derecha que rechaza a Europa y al euro. El respeto de las normas está llevando a una situación insostenible. Víctor Hugo decía que no hay nada más poderoso que una idea a la que le ha llegado su momento.

¿Está Alemania en ese momento?
Alemania prevé crecer este año el 1% y empieza a temer que, si las economías europeas no compran sus productos, su situación va a empeorar. Los sindicatos han lanzado una ofensiva para pedir un aumento de los salarios. El trabajo alemán, que ya es el más caro de Europa, será aún más caro y más complicado vender sus productos. Los propios dirigentes van a sumarse a la petición de crecimiento.

Draghi ha advertido de que el país que saque el pie del tiesto será inmediatamente castigado por el mercado. ¿Aguantará Hollande?
Yo pienso que asistiremos a una movilización popular en Francia para que Hollande no repita los errores de los socialdemócratas de Grecia, Portugal y España. El problema ya no es sólo económico, sino político. Si no salimos del atolladero de los mercados, vamos a una Europa de extrema derecha de aquí a cinco años.

También hay movimientos de cambio como el 15-M.
Lo que vimos el año pasado con el 15-M fue muy ilusionante, toda una generación protestando con una concepción muy exigente y pura de la política y la democracia. Es una lástima que esa gigantesca energía, por desconfianza hacia la política no haya encontrado un modo de permanecer como movimiento reconocible, con una organización y un liderato. En mi opinión, el sentimiento de muchos jóvenes de asqueo hacia la política les ha conducido a un error táctico, por no organizarse como formación, y otro estratégico, porque no tienen herramienta de conquista de poder, ni directa ni indirecta.

¿Qué solución ve al desempleo juvenil?
Se está perdiendo una generación entera a pesar de ser la mejor formada de la historia de nuestros países. Es un despilfarro humano tremendo y tiene que ser una urgencia encontrar soluciones con imaginación, lanzar planes de reindustrialización y de relocalización, un gran plan Marshall de empleo para la juventud. Europa está destruida socialmente como lo estuvo materialmente tras la II Guerra Mundial.

Se pierde la generación mejor formada y se fuerza que la próxima ya no lo esté. ¿Por qué?
Todos los movimientos neoliberales han recortado en educación. Es la renuncia a uno de los fundamentos de la democracia, la igualdad de oportunidades, y eso es insoportable. La clase media se está desclasando, un fenómeno que no conocíamos. Se deja de pertenecer a una clase a la que se llegó con generaciones de esfuerzos.

¿Cuánto va a costar recuperar ese camino?
Hay que reflexionar porque, poco a poco y de forma silenciosa, nos han ido encerrando en una estructura política en la que las decisiones son muy limitadas, en la que un cambio de Gobierno no cambia gran cosa porque se aplican reglas que no se pueden modificar. Asistimos a una reducción de la democracia y una preponderancia del poder financiero sobre el político. El Mecanismo Europeo de Estabilidad, que es una cárcel jurídica, se está ratificando sin debate.

No se ha cambiado nada del sistema financiero.
Si no se controla a los mercados, no saldremos de esto. Hay que reglamentarlos, disociar la banca de ahorro de la especulativa, imponer impuestos a la renta del capital como al trabajo y dotarse de un sistema que permita a los políticos poner límites al mercado. Eso o pasamos a nueva estructura política desconocida hasta ahora.

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